Surge mercado negro de alimentos básicos en Venezuela

Por La silla rota | Lunes, Abril 23, 2018

La escasez de billetes y de alimentos básicos ha hecho surgir el mercado negro en Venezuela, donde es posible encontrar productos alimentarios subsidiados a precios menores que los oficiales.

Uno de los espacios donde se da este tipo de comercio es el Bulevar de Catia, en el occidente capitalino, remodelado para recreación familiar y en donde crece el comercio informal.

En ese tipo de comercio es posible encontrar productos alimentarios, lo que en sí mismo es un logro ante la escasez que se vive.

Pero además de encontrar comida, se espera que en esta calle peatonal no haya largas filas y los precios sean menores.

El problema es que se trata de artículos que deberían de distribuirse de manera exclusiva a través de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP), creados en abril de 2016 por el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

A través de esos comités y previo registro, se pueden conseguir productos a precios regulados como harina de trigo, sal, aceite, leche o arroz.

Todos ellos son productos de primera necesidad regulados que se deben de distribuir casa por casa, y que en su origen buscaban eliminar a revendedores que conseguían esos productos y lo revendían a precios altos.

Pero en el Bulevar de Catia los compradores pueden hacerse de harina de maíz, leche, azúcar y arroz de precio regulado destinado para zonas específicas.

El kilo de arroz se adquiere en 120 mil bolívares con pago en efectivo, mientras que en un comercio formal puede llegar hasta el medio millón de bolívares.

Matio Padilla, director de la Asociación de Trabajadores Emprendedores y Microempresarios, dijo al diario El Universal que se trata de un ejemplo del mercado negro que existe en Venezuela.

“En el país hay mercado negro para todo: para gasolina, billetes, dólares y alimentos", precisó.

Además del tráfico de productos de los CLAP, se trafica con billetes, otro artículo escaso, y con las terminales de punto de venta.

El costo de esa terminal electrónica, que resuelve el problema de que una persona tenga dinero en su cuenta bancaria pero no pueda sacar dinero de ella por alta de billetes, llega hasta los 120 dólares.

Ambos problemas se resuelven con el alquiler del equipo, donde más de un comerciante hace uso de la terminal pagando una renta, al mismo tiempo que el comprador resuelve su problema de tener dinero pero que no haya billetes.