El calvario que sufrió Fernando en el ISSSTE de Chiapas para salvar su pierna

Por La silla rota | Viernes, Febrero 21, 2020

Tuxtla Gutiérrez.- A dos días de celebrar el Año Nuevo, Fernando Cardoso Hernández estuvo a punto de perder la vida: tras un accidente automovilístico a las afueras de esta ciudad capital, sufrió golpes severos en el cráneo y se le fracturaron las piernas. Sin embargo, transcurrieron 20 días para que fuera operado de todas las lesiones. La causa: negligencia de dos traumatólogos del ISSSTE, quienes hoy se enfrentan a una denuncia penal.

Pero el caso del originario de Tuxtla no es un hecho aislado. Durante su estancia en el Hospital "Dr. Belisario Domínguez", a donde fue llevado de urgencia, también convalecía Eduardo Anzá Gurguha, joven músico y fotógrafo chiapaneco que perdió un brazo producto de una golpiza durante la conocida a nivel mundial Fiesta Grande de Chiapa de Corzo y también de negligencia por parte de un galeno de esa misma institución médica, y que La Silla Rota dio a conocer en la edición del 29 de enero de 2020.

La "presión sicológica" comenzó la noche del 30 de diciembre, pues durante dos días su cuerpo reposó en una tabla que utilizan los paramédicos. "Cuando reaccioné, porque estaba inconsciente del golpe, solo les pedía que me la quitaran, pero no lo hicieron por una supuesta orden", recuerda.

Acostado en una cama de la casa de su mamá en la colonia San Cayetano, donde se recupera, el originario de Toluca, Estado de México, cuenta cómo los especialistas Juan Antonio Sánchez Molina y Carlos Camacho Escobar trataron de "sacarle jugo" a su convalecencia, pues lo "sentenciaron" de adquirir una placa que requería con sus respectivos proveedores.

Aunque la atención de enfermeras y otros trabajadores fue buena, las "largas" comenzaron durante la primera semana. Fue hasta el 6 de enero de este año cuando Sánchez Molina se le acerca para valorarlo, e incluso le recomienda que lo operaran cuanto antes, aunque sería una semana después porque "eran días de asueto".

Prácticamente sedado por medicamentos para contrarrestar el dolor, Fernando (de 49 años de edad) no se movía por las fracturas en fémur y tobillo.

"El doctor me dijo que necesitaba un clavo y una placa, pero ahí me dijo que el ISSSTE no me daría nada, que tardaría mucho, y que necesitaba que yo hablara con mi familia para adquirir ese material de otra forma", revela.

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El problema empezó cuando el especialista le habla de los precios: sólo el clavo le costaría 16 mil pesos, pero con todo y placa desembolsarían 30 mil. "El doctor insistía, le decía a mi madre que tenían que conseguir el recurso, e incluso hasta le habló de que en estas fechas se hacían gastos innecesarios, y que en estos casos no hay que dudar en sacar el dinero, cuando la responsabilidad es del ISSSTE".

Al no contar con el recurso, tuvieron que acudir al área de Recursos Materiales del ISSSTE, donde le dijeron que lo que requeriría tardaría cerca de una semana en llegar. La espera se hacía más larga.

Traumatólogos "hacen negocio" con el dolor 

Tras inconformarse por la insistencia del traumatólogo, Fernando y su familia recurren con los representantes del sindicato de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), para la cual labora, y le recomiendan no comprar nada hasta que el ISSSTE respondiera.

"Como le dije eso al doctor Sánchez, me empezó a decir que no me darían nada, o si me lo daban eran puras cosas que ni sirven, que entendiera, que viera por mi salud, pero solo quería que yo le comprara el material", evidencía.

No obstante, el consejo de su sindicato fue contundente: si adquiría la placa y el tornillo con una empresa privada, el ISSSTE ya no responderá si éstos no se adaptan a su cuerpo.

El 10 de enero lo intervendrían en quirófano, pero el material no llegó, por lo que esperarían la reprogramación de ese procedimiento. Asimismo, como Sánchez no consiguió su objetivo, se molestó y le aseguró que no lo operaría hasta no tener el material en sus manos. 

Lo más extraño, revela, es que tampoco les aceptaba que consiguieran el material con otros proveedores. Al indagar, refiere, su hermana cotizó y al menos se ahorrarían casi el 50% del presupuesto que manejó Sánchez.

Como este último "renunció" a la cirugía, "entró al quite" Carlos Camacho, quien también hizo su labor de convencimiento para que Fernando consiguiera el recurso. 

"Éste me decía que coincidía con el doctor Sánchez, pero que sólo consiguiera el clavo, y la placa que estaba bien con la del ISSSTE, aunque decía que también estaba de acuerdo con que los materiales de esta institución eran de mala calidad". También le ofreció a su proveedor y lo sentenció de no intervenirlo si no lo adquiría con el que él le propuso, pero también le costaba el doble.

El día 14, se enteran de que el material había llegado al ISSSTE. Además, recibieron el respaldo de una trabajadora social, quien evidenció estas irregularidades con el también doctor Joel, jefe de piso, para exponerle la situación.

"Me dijo que Camacho solo le recomendaba lo mejor para su salud, pero no me tenía que obligar; al final, este doctor se negó a operarme porque no compraríamos el material con su proveedor".

Este mismo galeno le aseveró que ese proveedor lo asistía al momento de las cirugías, es decir que se encargaba de la parte más complicada, mientras que él solo colocaba los tornillos. Ante la negativa, también les afirmó que dejaría su caso.

Acabar con la mafia interna 

Fernando y su familia "vieron la luz" cuando llegó Madrid, coordinador médico del área de ese hospital, quien les recomienda levantar una queja para que estas anomalías no quedaran impunes, "porque esos doctores iban de cama en cama negociando con los que podían; como una especie de mafia", ataja.

De acuerdo con él, Madrid le aseguró que tenía que proceder la queja porque según el director del ISSSTE y él estaban comprometidos en "hacer una depuración" para que quedaran fuera los malos elementos, y por ende con los negocios particulares

Su vida quedó en manos del doctor Rico, quien en un principio solo les recomendó adquirir una de las piezas con el proveedor que quisieran, pero a los pocos minutos regresó tras enterarse de que el material ya estaba en el hospital. 

Tras ser dado de alta el 24 de enero, Fernando ahora tendrá que esperar al menos cinco meses para continuar con su recuperación, pero no se quedó conforme y metió su queja en el mismo ISSSTE contra los especialistas que lo presionaron para adquirir los materiales.

"El doctor Sánchez Molina dijo que le hiciéramos como quisiéramos, que le comprobáramos lo que dijimos, pero el director del ISSSTE nos respaldó, le ofreció disculpas a mi esposa, y nos dijo que él ya no quiere trabajar con gente así", sentencia.

Fernando está seguro de que no todo en el ISSSTE es malo, pues en el caso del joven Eduardo, vio cómo el especialista que lo atendió se disculpó por la mala atención que le dieron en un principio, "se mostró sensible, y las explicaciones que le dio".

Con información de La Silla Rota